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- Somos un grupo de estudiantes integrados por 5 personas Elizabeth Martinez, Marta Morales, Miguel Angel Torres, Yesi Lizeth Bravo y Heidy Llanos; aprendices del programa de formación tecnólogo en Gestión de Mercados. Quienes decidimos crear este blogs para dar a conocer nuestro proyecto de formación e incentivar a la sociedad respecto al cuidado, higiene y bienestar de las mascotas.
lunes, 11 de junio de 2012
Depresión canina
Es muy normal que el dueño de un perro interprete como un mal físico la conducta anormal de su mascota. Sin embargo, es necesario saber que algunos comportamientos violentos, sorpresivos o de aislamiento, que no se hayan dado en el animal con anterioridad, se pueden deber a algún tipo de problema psicológico, por ejemplo una depresión.
Estos factores suelen ser pasados por alto por los propietarios de animales pero cada vez son más frecuentes, por lo que se están desarrollando numerosos estudios encargados del conocimiento de la psicología del perro. Por ello, ante reacciones de este tipo, el amo debe acudir a un especialista con el fin de determinar y tratar de solucionar el problema de su mascota.
Las conductas depresivas o violentas de un perro tienen siempre un factor causante, que puede encontrarse cercano o, por el contrario, haber sucedido hace bastante tiempo y encontrarse registrado en la memoria del animal. Para cada caso individual existe una respuesta o causa diferente, pero lo habitual es que estas conductas se deban a deficiencias del entorno en el que se encuentra el perro, ya que es posible que no sea el más adecuado.
Asimismo, es muy común que el amo sea el responsable de la aparición de alguno de estos, ya que cuando el dueño no presta al animal la atención que éste precisa, se produce un sentimiento de rechazo en el perro, que cree no ser admitido en el núcleo familiar.
Hay otras causas comunes de los estados depresivos o apáticos del perro, como las excesivas situaciones de aburrimiento o las reclusiones solitarias durante largos periodos de tiempo. Asimismo, es frecuente que el perro se encuentre incómodo ante el desorden doméstico, ya que no encuentra hábitos regulares de vida y se produce un desajuste funcional. No obstante, el mayor factor de un desarreglo psicológico lo constituye el ansia de compañía y la falta de afecto o cariño por parte del dueño.
De los problemas psicológicos que puede sufrir un perro, uno de los más habituales es la depresión, es decir, un estado patológico con disminución de toda la actividad psíquica que afecta, en especial, al componente afectivo. El problema de esta patología, en comparación con la humana, es que existe escasa experiencia terapéutica animal y la dificultad para tratar al perro, ya que no existe comunicación posible con él.
No obstante, cada vez son más los estudios dedicados a entender las causas que llevan a la depresión animal, y en la mayoría de ellos se señala al amo como principal responsable, al relegar a la mascota a un segundo plano y no prestarle la atención necesaria. Existen dos tipos de depresión en los perros. La endógena se caracteriza por la ausencia de motivaciones externas, por lo que se puede afirmar que tiene una causa genética. Por el contrario, la depresión exógena, que es la más habitual, es consecuencia directa del entorno y puede tener causas muy variadas.
Es posible detectar a tiempo la depresión del perro e intentar dirigirle a un experto capaz de tratarle. Para ello, es necesario que el dueño preste atención al animal, con el fin de observar su conducta y percibir si ésta es anormal. Así, si el perro presenta un carácter de apatía general, somnolencia, inapetencia o falta de interés ante estímulos gratificantes, se debe sospechar de una posible depresión.Esta patología puede afectar a todas las razas por igual, aunque numerosos estudios afirman que los Terrier y los mestizos, sobre todo si han habitado en perreras o guarderías, son los más proclives.
En el caso de apreciar estas conductas, lo primero que se debe hacer es consultar a un especialista. Lo más recomendable en estas situaciones es intentar mantener la actividad del perro, así como el contacto con él, para que abandone el sentimiento de rechazo y se sienta apoyado por su dueño. En el caso de que no se pueda dedicar al animal el tiempo necesario, se puede suplir esta compañía por música, la radio o la televisión, durante los periodos de soledad. Aunque estos elementos nunca podrían sustituir el apoyo y el cariño humano, sirven de ayuda en los momentos del día en que el amo se encuentre ocupado.
Fuente: Mascotas.com
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