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Somos un grupo de estudiantes integrados por 5 personas Elizabeth Martinez, Marta Morales, Miguel Angel Torres, Yesi Lizeth Bravo y Heidy Llanos; aprendices del programa de formación tecnólogo en Gestión de Mercados. Quienes decidimos crear este blogs para dar a conocer nuestro proyecto de formación e incentivar a la sociedad respecto al cuidado, higiene y bienestar de las mascotas.

miércoles, 27 de julio de 2011

Logo del spa canino Spaperros




Partes del cuerpo del perro

La rabia canina


La rabia es una enfermedad bastante grave que ha cobrado miles de vidas humanas en el mundo, ya que es originada por un virus que afecta a todos los animales de sangre caliente, incluyendo al hombre.
Aún no ha sido erradicada de nuestro país, por lo que es importante que cada año todos los perros y los gatos sean vacunados. Una de las principales causas, por la que no se ha logrado controlar la enfermedad en un 100 %, es el número tan elevado de animales callejeros. Constituyen un gran foco de infección de ésta así como de muchas otras enfermedades.
Se distinguen dos formas, la rabia furiosa y la paralítica o muda.


La rabia furiosa: el período de incubación dura de 10 días a 2 meses. En la fase inicial los perros manifiestan un cambio de conducta, se esconden en rincones oscuros o muestran agitación, dan vueltas intranquilos y el animal se sobresalta al menor estímulo.
Conforme avanza la enfermedad se acentúan en forma notoria los signos de excitación y agitación. El perro se vuelve peligrosamente agresivo, con tendencia a morder objetos, animales y al hombre, incluso a su propio dueño; muchas veces se muerde a sí mismo, infligiéndose graves heridas.
En la fase terminal de la enfermedad, se pueden observar convulsiones, incoordinación muscular y parálisis de los músculos del tronco y extremidades.

La rabia muda: se caracteriza por signos paralíticos. La fase de excitación, la fase inicial, es muy corta o a veces, ausente.
La parálisis comienza por los músculos de la cabeza y cuello. Después sigue la parálisis general y muerte.
No hay tratamiento posible para sanar al animal de esta enfermedad: tendrá que ser sacrificado por las autoridades de la Secretaría de Salud. Los humanos que la padecen pueden sobrevivir si se vacunan rápidamente.

Prevención de la enfermedad:
El único método eficaz para luchar contra la rabia es la vacunación periódica de la población canina. Esta vacuna no posee efectos secundarios, es muy barata, se administra una vez por año y por vía subcutánea, el método menos doloroso para el animal.




Moquillo canino

El moquillo es una enfermedad vírica muy peligrosa especialmente para los cachorros. Es una enfermedad producida por un virus: el distemper, que tiene una estructura muy similar al virus del sarampión humano.
Su capacidad de propagación es extraordinaria: La puerta de entrada del virus del moquillo canino, es la inhalación del virus (aire), de allí pasa a las amígdalas palatinas y a los ganglios bronquiales, siguiendo su recorrido hasta el torrente sanguíneo, este recorrido lo hace en aproximadamente 48 horas, distribuyéndose luego a todo el organismo. Además, posee una desarrollada capacidad de permanencia en el ambiente, lo que permite que sea una de las enfermedades víricas más contagiosas durante períodos de tiempo prolongados. Además, está muy extendida por todo el mundo.
El período medio de incubación de la enfermedad varía entre una y dos semanas, aunque se conoce la posibilidad de que tarde hasta veintiún días en manifestarse.

Síntomas de la enfermedad
Existen multitud de síntomas que delatan la presencia del virus en el animal: decaimiento, presencia de una secreción mucosa de color verde amarillento en los ojos y en la nariz, tos intermitente, vómitos, aumento de la temperatura corporal, diarrea…
De todas formas, uno de los primeros síntomas fáciles de detectar es el aumento de la temperatura corporal; a su vez, aparecen trastornos gastrointestinales y respiratorios conjuntamente, si bien pueden darse por separado.
Si el sistema inmunitario del animal reacciona convenientemente, a partir de este momento apenas se apreciarán más síntomas de enfermedad. Si no, a partir de ahí se darán el resto de síntomas

Tratamiento
No se conoce un tratamiento totalmente eficaz contra el moquillo. Además, no todos los ejemplares reaccionan igual ante una infección de este virus. Por ello, los tratamientos para erradicarla son muy diferentes.
Como con la mayoría de la enfermedades vírales, el tratamiento que se sigue es de apoyo para consolidar y fortalecer el sistema inmunológico y para prevenir la infección secundaria.
Por desgracia, por las razones arriba explicadas, el moquillo en la mayoría de los casos es mortal. Además, los animales que se recuperan pueden quedar con secuelas nerviosas y su recuperación es un proceso muy largo y costoso.
La eutanasia es un recurso que se debe considerar una vez agotadas todas las alternativas medicamentosas posibles y cuando el animal se encuentre en un estado de sufrimiento continuo.

Cómo prevenir el moquillo
La protección más segura es la vacuna, pero desgraciadamente, la ciencia no han inventado todavía una vacuna contra el moquillo que garantice la inmunidad del perro durante toda su vida con una sola aplicación.
Se aconseja comenzar a vacunar a partir de los 45 días de edad.

Enfermedades cardiacas en los perros


Enfermedades cardiacas o del corazón
El 90% de las causas de las enfermedades cardiacas en los perros son por otras patologías de origen virales, nutricionales, infecciosas o tumorales.
Existen dos categorías principales de enfermedad cardiaca:
La enfermedad cardiaca congénita: Puede observarse antes del año de vida y es de pronóstico reservado.
La enfermedad cardiaca adquirida: Se presenta después de los 5 años de edad. Sus causas son variadas y el pronóstico va de leve a grave.
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Vamos a desarrollar estos dos tipos de patologías, adentrándonos un poco más en ella, y viendo distintos tipos de enfermedades dentro de ellas.
Las enfermedades cardíacas adquiridas
Las enfermedades cardíacas adquiridas son mucho más habituales que las congénitas. Llegan a representar el 90% de las enfermedades cardíacas observadas en medicina veterinaria.
La forma más habitual de enfermedad cardiaca en los perros son las afecciones valvulares, las cuales tarde o temprano llevan a nuestra mascota a un grado de insuficiencia cardiaca.
Una insuficiencia cardiaca es la incapacidad del corazón para bombear sangre suficiente para satisfacer las necesidades de los tejidos y órganos. Es una enfermedad severa, con elevados índices de mortalidad a pocos años de su evolución.
Las enfermedades Cardiacas congénitas
Son defectos o malformaciones del corazón con los que algunos perros o gatos nacen. Son malformaciones cardiovasculares que se deben a una anomalía en el desarrollo embrionario. Son poco frecuentes, pero cuando aparecen tienden a desarrollar una insuficiencia cardiaca congestiva de evolución muy rápida.
Las más frecuentes son: la persistencia del conducto arterioso, la persistencia del 4º arco aórtico derecho, la estenosis pulmonar y la estenosis aórtica.
El pronóstico puede variar dependiendo de la presencia de insuficiencia cardiaca congestiva o no.
En las alteraciones cardíacas congénitas si presentan insuficiencia cardiaca congestiva el pronóstico es malo.
En cambio, el pronóstico es bueno cuando existe una persistencia del conducto arterioso y se realiza la cirugía muy rápidamente y no se ha desarrollado la insuficiencia cardiaca congestiva.

Enfermedades oculares en los perros

La conjuntivitis
La conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva, es decir de la membrana mucosa que cubre la cara interna del párpado superior e inferior.
Los síntomas suelen ser un enrojecimiento de la conjuntiva, legañas (verdes, blancas o amarillentas), lagrimeo, al animal le pica y suele rascarse esa zona. De todas formas estos síntomas pueden ser signo de otras patologías más graves como ser , “glaucoma”, por lo tanto aunque nuestra mascota tenga enrojecimiento ocular, puede ser conjuntivitis u otra enfermedad, que si no se trata puede llegar a poner en peligro la visión del animal.
Tratamiento

Acudir y consultar con nuestro veterinario. Como prevención mantener limpio el ojo con suero fisiológico, y llevarlo al oftalmólogo.

Glaucoma
Estamos refiriéndonos a una de las patologías más graves que pueden afectar al ojo puesto que existe el riesgo de que produzca la ceguera total del animal. Consiste, en el aumento de la presión intraocular, que provoca alteraciones en la funcionalidad ocular.
Existen dos categorías de glaucoma: primario y secundario. Es muy frecuente que el glaucoma primario pase inadvertido, puesto que su síntoma más importante es el aumento de la presión intraocular. El glaucoma secundario se produce como derivado de otras lesiones, por ejemplo, hemorragias, inflamaciones, tumores y cataratas.
Tratamiento

Acudir y consultar con nuestro veterinario. El tratamiento del glaucoma varía en función de si se conserva o no capacidad visual, así como de su origen,…
Cataratas
Las cataratas son una opacidad que se producen en el interior del ojo, en una estructura llamada Cristalino.
Esta opacidad provocará en forma paulatina la pérdida de la visión. Generalmente se tiene la idea de que las Cataratas son un problema de animales viejos; sin embargo esto no es totalmente cierto dado que existen cataratas congénitas y cataratas juveniles. Sus causas son muy variadas.
Tratamiento

El tratamiento único, es intervención quirúrgica. La cirugía de cataratas es una microcirugía. Estas técnicas han tenido gran desarrollo en nuestro medio en los últimos años, y por eso es factible conseguir buenos resultados a través de cirujanos entrenados.

Alimentacion en cachorros


El cachorro necesita, como cualquier ser vivo que se está desarrollando, una alimentación apropiada y equilibrada. A continuación vamos a ofrecerte una serie de consejos de cómo hacer que tu cachorro lleve una dieta sana. Eso sí, nuestros consejos son puramente orientativos. Cada cachorro es un mundo, por lo que es aconsejable consultar este tema con el veterinario.

Lo ideal al principio es que os informéis muy bien de la alimentación que el cachorro estaba tomando antes de llegar a vuestra casa. Ya os decimos, esto es importante al menos los primeros días de su llegada. Y es que un cambio brutal de alimentación puede provocar en el cachorro problemas estomacales (diarrea, etc.) o podrá rechazar el nuevo alimento.

Con esto no decimos que le demos siempre lo mismo al cachorro, pero sí que el cambio de alimentación sea progresivo, para que poco a poco su estomago se vaya acostumbrando a la nueva alimentación. Mezcla un poco de la comida nueva con la que solía tomar, y poco a poco aumenta la dosis de la comida nueva sobre la vieja. Este proceso debe durar al menos quince días.

De todas formas, y aunque sigamos estas precauciones, los problemas estomacales pueden aparecer igualmente. Piensa que los cachorros son frágiles psicológicamente. Por ello, si el perro sufre diarrea no hay que alarmarse, a no ser que el proceso se alargue dos días o más. En tal caso lo mejor es acudir sin falta al veterinario.

Los cachorros de raza pequeña necesitan una dieta adaptada hasta la edad de, al menos, 7 meses, es decir, hasta el fin de su desarrollo.

Los cachorros de raza media necesitan una dieta adaptada hasta la edad de, al menos, 12 meses, es decir, hasta el fin de su desarrollo.

Los cachorros de raza grande necesitan una dieta adaptada hasta la edad de, al menos, 18 meses, es decir, hasta el fin de su desarrollo.

En una dieta equilibrada hay que tener muy en cuenta la cantidad de comida que debe ingerir el perro. Y no debemos olvidar que todos los paquetes de comida llevan una tabla en la que se nos indica la cantidad de comida que necesita un perro dependiendo de su peso. Ten en cuenta esta tabla y recuerda que la comida que te indica es suficiente para él. Por lo tanto, evita la comida extras, el azúcar y los dulces (altamente perjudiciales para el perro).

Cuidados en la calle

La calle es el lugar donde nuestro perro se lo pasa mejor, pero también donde están los mayores riesgos para su salud. Por tanto, conviene tomar algunas precauciones.
 
Por supuesto, no se trata de sacar a pasear al perro encerrado en una burbuja. Tan solo hay que controlar algunos detalles, cosa que se puede hacer fácilmente y sin tener que dedicar una atención excesiva. El paseo ha de ser una actividad placentera, tanto para el perro como para el amo, y si se presta atención, se evitarán problemas. Por otro lado, los consejos de la siguiente lista son fáciles de seguir, y acabarán convirtiendose en una actitud inconsciente por nuestra parte, de modo que tampoco requieren un gran esfuerzo. Veamos: 
En cachorros recién destetados (lo que suele significar recién adquiridos) hay que evitar el paseo y el contacto con otros perros hasta que el veterinario les haya puesto su primer lote de vacunas, como mínimo. Es un periodo en el cual su organismo practicamente no tiene defensas.
  • Posibles fuentes de contagio de enfermedades son las deposiciones de otros perros. La orina y heces de otros perros serán tan "sanas" como el perro que las haya producido. Ya que, evidentemente, no podemos saber el estado de ese otro perro, hay que evitar riesgos. Dicho claramente: hay que quitar al perro la costumbre de hurgar ahí.
     
    Es difícil. Por instinto el perro olfatea orines y deposiciones, ya que le dan muchisima información acerca del otro animal. En principio, el que olisquee no es problema. Lo que hay que evitar es la tendencia a lamer. Esto puede conseguirse en la mayoría de los casos "castigandole" al primer lametón. De todas formas, si tu perro es macho y olfatea orina de una hembra en celo, no hay educación que valga y habrá que apartar al perro por la fuerza.
     
  • Peor aún son las basuras. Nunca se le debe dejar hurgar en ellas. En este caso, el riesgo para el perro no es mayor que en el caso anterior, pero si lo es para las personas. La hidatidosis es una enfermedad parasitaria, que al perro no le afecta, en tanto que solo transporta los parásitos en un momento de su ciclo de vida, pero luego lo contagia a las personas, para las cuales puede llegar a ser mortal. Además de las basuras, el perro puede ingerir los parásitos a traves de las heces de otro perro infectado, con lo que volvemos al caso anterior.
  • En la ciudad, el perro siempre debería de ir atado. No es solo cuestión de cumplir las ordenanzas legales (que lo exigen). Es que solo si el perro va atado podremos intervenir rápidamente, mediante un tirón de la correa, para apartarle de basuras, heces, etc, y para evitar que el perro salga corriendo si algo le llama la atención (un gato, otro perro, un niño jugando...) y evitar accidentes. Recordemos que si el perro iba suelto y salta y cruza la calle y es atropellado, la culpa no será de nadie más que de nosotros.
Por instinto, un perro macho adulto tendrá tendencia a pelearse con otros machos, y a intentar montar a cualquier hembra que se lo permita. Una hembra, pese a ser menos agresiva, también puede querer pelarse con otras hembras, y si está en celo, dejarse montar por un macho. Solo si van atados les podremos controlar de inmediato. En el caso de que estas situaciones se produzcan (por algún motivo no se han podido evitar), esto es lo que se debe hacer:
    • Pelea: Hay que armarse de valor e intentar separarlos. Si uno de los dos animales es muy inferior, se someterá rápidamente y no habrá más problemas. Pero como ambos sean dominantes, la pelea es "a por todas", y puede acabar muy mal.
    • Monta: No hay nada que hacer. Hay que esperar a que terminen y se separen por si mismos. El motivo es que, por circunstancias anatómicas, el macho no puede salir hasta que ha terminado. Si se intenta separarlos por la fuerza hay un riesgo muy alto de causar lesiones permanentes tanto al macho (afectando a su aparato reproductor) como a la hembra (desde desgarros, hasta rotura del hueso pelviano).
  • En una hembra en celo, hay que limitar el paseo al tiempo mínimo imprescindible. Esto solo dura unos días, y se evita el riesgo de que se produzca una monta indeseada, por no hablar de que la van a perseguir todos los perros y puede acabar asustandose.
  • Si sacamos al perro a un parque donde hay cesped y se le puede dejar suelto, no hay que olvidar, cuando entremos de nuevo en casa, hacerle una pequeña revisión en busca de garrapatas. Hay que hacer esto también si ha estado jugando con otros perros.

Trucos para tratar con esos huéspedes indeseados

Pulgas.

Un indicio de que hay pulgas es que el perro se rasca a menudo. Si se da el caso hay que mirar a ver si se las vé. En caso afirmativo, no hay más remedio que usar un insecticida. También puede ser conveniente dar al perro un baño con alguna loción antiparásitos. No hay que olvidar desinfectar los lugares de la casa donde el perro se tumba habitualmente, ni cualquier otra cosa que use (mantas, etc...). Los collares antiparásitos suelen ser una buena prevención, pero tienen una duración limitada, por lo que es conveniente leer bien las instrucciones.

Garrapatas.

Se adhieren a la piel más fina del perro (orejas, axilas e ingles), por lo que conviene revisar periódicamente estas zonas y sus alrededores. Nunca deben arrancarse, ya que se rompen, dejando su "cabeza" en el interior de la piel del perro, y pueden provocarle infecciones. Hay muchas formas diferentes que sirven para eliminar las garrapatas. Personalmente, mi favorita es esta: usando vaselina, cubrir la garrapata absolutamente (no hay que tener miedo de tocarla con los dedos, la parte que "muerde" está dentro del perro). Hay que dejarla bien cubierta. De este modo, se tapan los poros por donde respira, lo que la obliga a soltarse por si misma y no se le causan heridas al perro. Unos instantes después de haberla cubierto bien, se la sujeta con unas pinzas (sirven unas de depilar), y se dejará llevar. No debe tirarsela a la basura, pues sobrevivirá. Hay que liquidarla bien (si decides hacerlo aplastandola, ten cuidado, porque posiblemente esté llena de la sangre que ha chupado al perro y manchará).

Piojos.

Se dan con menos frecuencia que las pulgas, y normalmente solo en perros callejeros. De todas formas se contagian, también a las personas, por lo que hay que eliminarlos sin contemplaciones. Sirven los mismos consejos que para el caso de las pulgas (uso de insecticidas adecuados, baño antiparásitos, y desinfección del entorno del perro).

Parásitos de la sarna.
Son varios grupos de parásitos diferentes. Normalmente no se pueden detectar hasta que la enfermedad se ha producido, por lo que se necesita intervención del veterinario. Hasta que éste interviene, limpiar la piel con un antiséptico.

Higiene en los perros

En esta sección se indican los cuidados habituales que hay que darle al perro, en el aspecto de la higiene. Si se practican con regularidad se evitarán problemas mayores, que en casos extremos podrían agravarse y llegar a precisar atención veterinaria o, peor aún, ser fuente de contagio de enfermedades a las personas que viven con el perro.

  • Ojos.     


    El principal problema es que se ensucian (sobre todo si el perro vive en la ciudad, a causa de la contaminación). Normalmente, esta suciedad se elimina en forma de legañas, que se le pueden limpiar con un paño húmedo. No hay que dejar que se acumulen hasta que al perro le molesten tanto que se frote con la pata.

    En perros viejos, o a causa de una enfermedad o lesión, puede haber dificultades para mantener la humedad del ojo. En este caso conviene hacer una limpieza regularmente, previa consulta al veterinario para que indique el producto a usar adecuado.

    • Orejas.     


      Si se acumula cerumen hay que quitarlo cuidadosamente, tal como haríamos en el caso de una persona. Pero hay que hacerlo con mucho más cuidado, ya que por la forma de las orejas del perro, si simplemente soltamos las escamas de cera, caerán al interior, pudiendole dañar el conducto auditivo. Si no estamos seguros de cómo hacerlo es mejor dejarlo en manos de un profesional.

      Hay que prestar atención especial a los perros de razas que tienen las orejas caidas, que además de acumular la suciedad "normal", pueden convertirse en nidos de parásitos.

      • Dientes.

        Hay que controlarlos para evitar la aparición de caries. De entrada, el perro no debería comer jamás dulces, azucar o chocolate.Si aparecen caries, sarro, o por accidente se rompe un diente, hay que visitar al veterinario de inmediato.

        A nivel más cotidiano, basta con darle regularmente trozos de pan duro y seco. Al masticarlo, el perro hace su propia limpieza. También se le pueden cepillar los dientes con un dentífrico o bicarbonato (si se deja... posiblemente decidas que el pan duro es una opción mucho mejor ;-)

        • Uñas.     


          A un perro que vive en el campo, se le desgastarán naturalmente. Si estamos en la ciudad es más complicado. Lo más probable es que le crezcan hasta el punto de resultar molestas para él y para las personas con las que convive, y en el peor de los casos dificultan sus andares. Por todo ello resultará imprescindible cortarselas, pero es una tarea muy delicada (no son como las de las personas), por lo que es conveniente acudir al veterinario.

          • Pelo.

            Dependiendo de la raza, basta un cepillado, o es necesario visitar al peluquero. En perros de pastor alemán conviene hacerle un cepillado a la semana, para quitarle pelos muertos y polvo. La grasa natural que el perro segrega bastará, junto con ese cepillado, para que mantenga el pelo limpio y brillante. En el periodo de muda (normalmente va parejo a los cambios de estación: pelo de verano y pelo de invierno) hay que aumentar la frecuencia del cepillado.

            El cepillo ha de ser tal que arrastre los pelos sueltos, pero no llegue a arrancar pelo por si mismo.

            • Baños.     



              El baño debe darse cada 30 días, como máximo, y nunca a cachorros de menos de seis meses. El cepillado periódico y la propia secreción grasa del perro sirven para mantenerle limpio el resto del tiempo. El baño sirve para quitarle malos olores, colaborar en la caida del pelo viejo, y eliminar parásitos.

              El agua no ha de estar ni muy fría ni muy caliente (a unos 38º como máximo), y ha de usarse jabón neutro o champú para perros. Debe evitarse que le entre agua en ojos y orejas. También hay que evitar que el perro se enfríe mientras está aún mojado, por lo que se le debe secar bién, con una toalla o un secador (cuidando de no quemarle el pelo).

              Si el perro se moja accidentalmente (por ejemplo con lluvia), hay que meterle en casa lo antes posible y secarle bien, y si es posible, manteniendole en movimiento. Esto vale también mientras se está mojando: no hay que permitir que se quede quieto hasta que se le pueda secar.

              Algunos cuidados que se deben tener con los perros

              • Veterinario.  

              En cuanto el perro entre en casa por primera vez, haz una visita al veterinario, para que haga una revisión de su estado general, establezca un calendario de vacunas y desparasitaciones, te ayude a organizar su dieta, y en general, haga todo lo necesario relacionado con la salud del perro. Y no olvides que tienes que visitarle periodicamente.


              • Ejercicio.     
              Del mismo modo que ha de comer regularmente, el perro ha de realizar ejercicio regularmente. Trata de ser estable e imponer unos horarios fijos para ambas cosas. El perro lo agradecerá y te hará la vida más fácil. En cuanto a la duración de los paseos, la única regla es que cuanto más, mejor. Posiblemente el perro estará encerrado en casa la mayor parte del día, pero no está diseñado para la inmovilidad. La falta de ejercicio puede causar problemas de salud y carácter al animal, por no hablar de que te puede destrozar la casa por simple aburrimiento. Las distintas razas de perros tienen distintas necesidades, por lo que puede ser conveniente averiguar primero cual es la más adecuada para el tipo de vida que intentas darles.


              • Espacio.
              No todos los perros se adaptan igual a todos los ambientes, pero hay más margen del que normalmente se cree. Por ejemplo, un perro grande tipo pastor alemán puede vivir perfectamente en un apartamento no muy grande, siempre y cuando se lo compenses con un ejercicio regular y adecuado.

              Si tienes espacio suficiente, le puedes hacer una “cama” particular (¡y enseñarle a que no use otra cosa!), o hacerle usar una manta en el suelo. En cualquier caso no debes dejarle dormir en tu cama (de cachorro es un encanto, parece un peluche, pero si es de una raza que llega a pesar 50 Kg, te acabarás arrepintiendo). Recuerda que cualquier costumbre que adquiera de cachorro, es muy difícil quitarsela después.


              • Necesidades.     
              Cuando el perro ha aprendido a contener sus necesidades y no ensuciar en casa, el animal se aguantará hasta reventar, antes que manchar el suelo. No le hagas sufrir innecesariamente. La regularidad de horarios es importante, de este modo el perro sabrá “cuando le toca” y hasta cuando debe de aguantarse. Enseñalé a hacerlo en los lugares adecuados, y recoge sus deposiciones.

              El cuidados en la alimentación de los perros




              La alimentación del perro es de vital importancia como fuente de salud en el animal. Si el aporte de energía o nutrientes a nuestro amigo es inadecuada, no podemos esperar que su vida sea sencilla y sana. Esta incorrecta nutrición favorecerá a corto, medio o largo plazo a la aparición de patologías.
              Pero no es muy difícil seguir una correcta dieta en nuestro perro porque actualmente se dispone de la más variada gama de alimentos. Sólo debemos asesorarnos y seguir las recomendaciones del profesional, es decir, nuestro veterinario. Siguiendo este sencillo consejo podéis estar seguros de que vuestro animal vivirá muchos años y con una estupenda calidad de vida.

              Como ya hemos dicho, la mejor opción para que alimentes a tu perro es que compres alimento comercial, porque está equilibrado con todos los nutrientes que tu perro necesita y, además, existe en el mercado una gran variedad de opciones, con diversas fórmulas para las distintas etapas y actividades de cada perro. De todas formas, sólo tienes que servir la cantidad adecuada para tu mascota.
              Esta opción resulta más rentable que elaborar día a día la comida de tu mascota.

              El número de comidas que le demos al perro dependerá de su edad. Después de la época de lactancia (30-40 días), es decir, después del destete, el cachorro debe comer 4 veces al día hasta los 3 meses. Desde los 3 hasta los 6, 3 veces al día. De los 6 12 meses, 2 veces al día. A partir de año de vida, de una a dos veces al día.
              Después de haber comido, el perro necesita permanecer tranquilo. No debemos hacerle correr o trabajar para evitar desórdenes intestinales y congestivos.
              La cantidad de comida en el verano tiende a disminuir porque con el calor los perros tienden a permanecer inactivos. Es conviene entonces, descender el volumen de alimento y restringir un poco los grasas (fuente principal de calorías).
              Lo contrario sucede en el invierno donde los requerimientos calóricos son mayores.

              Cosas que no debemos dar a nuestro perro

              Nada de restos de comida Para el perro los restos de las comida de las personas no es nada recomendable.
              Debemos evitar a toda costa alimentar de esta forma a nuestro perro. La razón es muy sencilla. Con esta práctica podemos causarle problemas de obesidad, y esto implica muchos riesgos para su salud: trastornos cardiacos y renales.
              La comida humana suele contener una gran cantidad de grasa, por lo que puede producir en nuestro fiel amigo una pancreatitis. Además, los condimentos que puede llevar la comida pueden causarle severas gastroenteritis, úlceras, colitis...

              Nada de huesos de pollo, lechón, cordero, conejo,...
              Y sobre todo evita ofrecerle huesos de pequeño tamaño o aquellos que se astillan al romperse (huesos de ave), que pueden clavarse en su garganta, producir perforación de estomago o intestinal e, incluso, la muerte.
              Lo que sí puedes darle y, además, hacer muy feliz a tu mascota es con huesos redondos de res, como los de rodilla y cadera, o con trozos de huesos largos como el tuétano, que no se astillan, le sirven de juguete y le limpian y fortalecen los dientes.

              Nada de comidas entre horas.
              Estamos hablando de lo que los humanos conocemos como”picar”. Y en el caso de los perros es: su amo esta comiendo cualquier dulce, o alimento y el animal se pone a nuestro lado, con cara de bueno… ¡No debemos darle! Es muy posible que este picoteo se repita dos o tres veces al día y que acabe convirtiéndose en una buena ración que le afectará su horario de comidas y su digestión. Además, también puede provocarle gases, excremento fétido, estreñimiento, diarrea o incluso mal aliento y dientes con sarro y caries.
              Así que piénsatelo antes de darle un trocito de ese pastel tan rico que te estás comiendo. Aunque te ponga cara tristona… ¡es por su bien!
               

              El chocolate puede llegar a ser malo en exceso
              A la mayoría de los perros les encanta el chocolate pero puede ser peligroso en algunos casos.
              El chocolate tiene una sustancia llamada teobromina que es una aminoxantina. Son análogos de la adrenalina, y es una sustancia que en altas dosis puede ser peligroso para la salud del animal y comprometer seriamente sus funciones vitales.
              Una alta dosis de chocolate en el animal puede provocar:
              Un aumento de la contractilidad del corazón.
              Actúar como un poderosos diurético, produciendo deshidratación
              Afectar el sistema gastrointestinal, causando vómitos y diarrea.
              Provocar úlceras en la mucosa gástrica..
              Afectar al sistema nervioso, causando convulsiones, y a veces, muerte.
              No son buenos los sobrantes de la carnicería

              En su mayoría pellejos, huesos y cartílagos, tienen un bajo aporte nutricional y mucha grasa; Además, en exceso provocan estreñimiento o diarrea.

              Si queremos que el perro nos dure mucho tiempo, y que esté sano, hay que comenzar por darle bien de comer. Esto no significa darle de comer hasta reventar: hay que tener en cuenta la calidad y la cantidad de lo que come, exactamente igual que haríamos para con una persona.
              Antiguamente se consideraba al perro como poco más que el “cubo de la basura” de la cocina. Es cierto que un perro se come todo (o casi todo) lo que le den sus amos, pero una alimentación a base de sobras no es exactamente lo mejor que se le puede dar.
              Tan malo como que viva de sobras, es darle solo carne y huesos. El aparato digestivo de un perro es el de un animal carnívoro. Sin embargo, la convivencia con los humanos ha hecho que se adapten a una dieta mucho más variada, y hoy en día necesitan algo más que carne.

              Como esto no es una enciclopedia culinaria canina, no entraremos en detalles de elaboración de menús ni descripción de dietas. Lo que vamos a hacer es listar una serie de detalles a tener en cuenta, y algunos consejos útiles.

              No hace falta complicarse con el menú. Hoy se pueden encontrar en los comercios suficiente cantidad de productos para que el perro esté bien alimentado. No tengas reparos en preguntar a tu veterinario favorito, o mejor aún, al criador que te ha vendido el perro (si le has conseguido de esta forma). Ellos te aconsejarán bien en base a su experiencia. Si el perro es de raza, es más interesante hablar con el criador (esto es mi opinión personal), ya que suele tener conocimientos más detallados acerca de esa raza de perro, y te puede aconsejar si es conveniente añadir algún tipo de complemento, de acuerdo con las características del perro en cuestión.
              Dale siempre de comer a la misma hora. Un perro sano funciona como un reloj y te ayudará a controlar el cuando realiza sus necesidades. De esta forma puedes organizar el día (comidas y paseos) con más facilidad.
              Tan malo es darle demasiada comida como demasiada poca. Además, el tipo y cantidad de comida que se le ha de dar varía con su edad y su desarrollo. Pregunta al criador o al veterinario.
              No le dejes nunca el plato lleno a rebosar para que coma cuanto le venga en gana, porque un perro gordo ya no adelgaza jamás, y le acortas la vida. Además siempre es bueno que se quede con “un poquito” de hambre (tendrás un perro más alerta y despierto) pero sin que esté famélico (porque se largará con el primero que le dé algo de comer).
              Enseñale a comer como es debido. Ponle la comida en el plato, y si se hace el indiferente, a los 15 minutos se la quitas (sin compasión). Aprenderá a comer sin entretenerse.

              La ración diaria, es conveniente repartirsela en tres comidas (a los cachorros) y en dos (a los adultos). Es normal que en el caso de los adultos se les dé una sola comida diaria, pero yo le encuentro pocas ventajas y bastantes inconvenientes. Con una sola comida, de una a la siguiente pasan 24 horas en las que el animal no prueba bocado, y en el rato de después de comer tiene el estómago lleno hasta los topes, con lo que aumenta el riesgo de torsión gástrica, sobre todo si es un perro grande.
              El perro siempre ha de tener a mano agua fresca y limpia. En verano, a veces, es conveniente racionarsela un poco, pues si bebe en exceso le puede provocar diarreas (la forma de saber que el perro está bebiendo demasiado es cuando necesitas una fregona en vez de un papel de periódico, para recoger sus deposiciones).
              No debe darsele comida fuera de horario, o siempre estará pidiendo. Y jamás se le debe dar comida de la nuestra mientras estamos en la mesa, menos aún si es un cachorrillo. Hacerlo, causa dos problemas: 1) siempre estará pidiendo cada vez que te sientes a comer (y ya no le quitas la costumbre en la vida), 2) es muy probable que rechace su comida; si comer de tu plato le gusta, dirá en adelante que “el pienso, te lo comes tú”. Y para quitarle esta costumbre tendrás que hacerle pasar hambre.

              Si el perro está sano y no ha cogido malas costumbres, el hecho de que no coma, o solo coma parte de lo que le dejas en el plato, puede deberse a estas causas:

              Ya está saciado. Basta con reducirle un poco la ración diaria para arreglar el problema. Se sabe que es este el caso, si aparte del hecho de no comer, el perro sigue estando alegre y activo.
              El perro "sabe" que ha comido lo suficiente, en relación al ejercicio que hace. Posiblemente le paseas poco, y el perro deja de comer, instintivamente, cuando ya ha satisfecho sus necesidades.
              Hace mucho calor. Si es este el caso, no le obligues a comer, o ponle la comida después del atardecer, cuando el calor disminuya.
              Está aburrido de la comida. A veces pasa. Puedes “condimentarsela” un poco, por ejemplo, mezclandole con la comida media sardina en aceite (de lata). Si come como una fiera, es que ya estaba harto de que la comida siempre tenga el mismo sabor.
              Está enfermo. Normalmente habrá otras señales adicionales, además de la falta de apetito. Vigilalé.

              Cuando debas cambiarle el tipo de comida (por ejemplo, de pienso para cachorros a pienso para adultos) no lo hagas de golpe sino gradualmente, mezclando ambos tipos de comida y variando la proporción de la mezcla, poco a poco, hasta el nuevo tipo de comida.
              Si un día se te antoja darle carne en vez de su pienso (no te lo aconsejo, pero tu sabrás), no se la des nunca cruda. Cuecela un poco, al menos. Evitarás problemas digestivos por la falta de costumbre, además de eliminar el riesgo de parásitos. Recuerda además que la carne cruda le deja un aliento asqueroso y le provoca ventosidades, que luego tendrás que aguantar.

              Puedes darle huesos para roer, de vez en cuando (no muy a menudo o tomará exceso de calcio y a la larga tendrá problemas). Dale huesos grandes: la rodilla de ternera es ideal, despues de cocerla un poco (hasta puedes aprovechar tú el caldo, para una sopa). Huesos pequeños (de pollo, de conejo...) no se los des nunca, los astillará y tragará casi enteros. Si no se le atraviesan en la garganta, lo cual implicará visita al veterinario de urgencias, sufrirá después cuando vaya a defecar.